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A un año de la guerra entre Rusia y Ucrania, correspondientes fueron las consecuencias económicas para la Argentina


ARCHIVO - Militares ucranianos se sientan encima de vehículos blindados de transporte de personal que conducen por una carretera en la región de Donetsk, en el este de Ucrania, el jueves 2 de febrero de 2019.  24 de enero de 2022. (Foto AP/Vadim Ghirda, archivo)

El mundo entero se vio afectado por la guerra en Ucrania – Creditos: @Vadim Ghirda

CÓRDOBA.- Hace un año Vladimir Putin ordenó la invasión de Ucrania. El 24 de febrero del 2022, en un discurso televisado en plena madrugada europea, anunció una “operación militar especial”, el ataque ni más ni menos a la comarca del Donbás. En abril the guerra se globaliza con sanctions y blocos. Paralelamente a las batallas llega un realineamiento político de los países del mundo y nos vemos consecuencias en el plan económico-financiero. La guerra oscureció las perspectivas de recuperación mundial ya que empezaba a tomar fuerza después de la pandemia del Covid-19.

Rusia y Ucrania su importantes productores de materias primas, por lo que hubo un salto en los precios mundiales de granos y también de comodités energéticos, como el petróleo y el gas natural. Para la Argentina hubo -más allá del drama humanitario de la guerra- una mezcla de efectos. Por un lado, se vio beneficiada por la escalada de precios de los alimentos y por otro fue afectado negativamente por la del gas y también por el incremento de fletes y fertilizantes.

Un trabajo de los economistas de la Bolsa de Cereales de Rosario, Guido D’Angelo, Bruno Ferrari y Emilce Terréplanteó que la mayor volatilidad e incertidumbre en los mercados mundiales “demorán y encarecen potenciales inversiones extranjeras, al tiempo que desalientan cualquier potencial reingreso de la Argentina a los mercados internacionales privados de deuda”. Un factor complementario es la suba tasas de interes In el mundo que contribuye a desalentar la actividad y a potenciar creditos e inversiones.

Las importaciones locales de energía se crearán en 2022 a 4% en volumen pero para la suba de precios, 100% en dólaressiempre en relación al 2021. Las toneladas importadas de fertilizantes cayeron 31%, pero el complejo exigió 20% más divisas para comprarlos.

El informe de la Bolsa de Rosario señala que, para el embarque las cosechas argentinas -que fueron menos en volumen-, el pago de fletes requirió 40% más de dólares que en 2021 y un 177% más que en 2020.

El Flete promedio por tonelada importada llegó tiene un máximo histórico enero del 2022, con US$ 156,5 por tonada transportada hacia la Argentina, de acuerdo con datos del Indec. Así que bajó luego del inicio de la guerra, en noviembre pasado alcanzó un nuevo techo de US$ 170 la tonelada. En diciembre cayó nuevamente, aunque los valores siguen altos, US$ 148 por tonelada, 4,9% por encima del mismo período del 2021 y 75% arriba de ese mes del 2020.

Allá La agroindustria atajó parte del impacto negativo de la guerra: sus exportaciones crecieron 8,5% en monto (con precios 30% por encima del promedio del 2021) y cayeron 5,5% en volumen por la sequía. El año pasado terminó con registros nominales de exportación de soja, maíz, trigo, carne bovina, girasol y cebada. En dólares, la mejora interanual del agrocomplejo global es de US$ 4.337 millones.

Las importaciones del complejo petrolero-petroquímico argentino oscilarán entre US$ 7.147 millones en 2021 y US$ 14.138 millones en 2022; las compras más importantes de gasóleo (US$ 4.626 millones); gas natural licuado o GNL (US$ 2.566 millones) y gas natural en estado gaseoso, importado por gasoductos (US$ 1.692 millones). Los economistas rosarinos analizan que aun cuando crecieron las exportaciones del sector (de US$ 4.353 millones en 2021 a US$ 8.125 millones el año pasado), “al menos en el corto plazo, no alcanza para equilibrar la balanza energética”.

Como hablar

fernando marengoanalista económico de la consultora que encabeza Ricardo Arriazu, informó que el índice de precios materias primas no energéticas marcó un récord histórico en abril pasado, donde el “desaparición de la oferta de gas” que impactó directamente en Europa y provocó un alza del precio “fenomenal”.

La suba de las commodities agrícolas dejó para la Argentina una “ganancia extraordinaria” aunque -dice el economista- “nos usamos productivamente; está destinado a financiar el déficit fiscal y algo fue a la acumulación de reservas. Dilapidamos los mejores premios internacionales”. El alza de precios sí ayudó a compensar los efectos de la sequía y la pérdida de producción que implicó y, por el otro lado, también debieron usar esos dólares para pagar el gas que se importó.

De cara al mediano plazo, Marengo plantó que lo más importante será un “cambio en la forma de hacer política económica, más pro mercado”. Hasta ahora, lo que hay est un avance en obras que permitirán mejorar el equilibrio energético: “El gasoducto Néstor Kirchner permitirá una barbaridad en invierno y en verano, un exceso que reducirá los precios internos, haciendo más productivos a algunos sectores; a eso suma la rehabilitación del oleoducto a Chile para salir al Pacífico y la ampliación del 40% de la red de los oleoductos argentinos que permitirán eficientizar el comercio”.

“Hay potencial en agro, en alimentos, en litio, en minería, en gas. Todos los sectores muy demandados -sostiene Marengo-. Para aumentar o comenzar en la inserción de heno que eliminar las restricciones económicas e institucionales porque, por ejemplo en minería y energía, las amortizaciones de las inversiones son a dos o tres décadas”.

Para el economista del Ieral de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzónen este primer año de la guerra la Argentina salió “empatada, aunque podría haber ido mucho mejor“porque el contexto fue “muy favorable” para un país rico en recursos naturales, con actividades productivas basadas en ellos que generan o pueden generar saldos exportables importantes.

Insiste que si bien los precios de las materias primas agrícolas suieron mucho, también lo hicieron los de los combustibles no renovables, de los que el país depende “para completar el abastecimiento de la demanda local”. El país perdió su superávit energético en el 2011 y, desde entonces, tiene balanza comercial negativa en ese rubro.

«Allá mala praxis en politica economica en buena parte de los ultimos 15 años, esa que ahuyentó las inversiones necesarias para explotar el potencial de Vaca Muertala que no construyó el gasoducto que hacía falta, etc., est la que nos impidió estar listos para aprovechar los precios excelentes de las conveniencias, en particular de las energías”, planteó Garzón, quien añade que el cepo cambiario, los derechos de exportación, las restricciones sobre las exportaciones de productos agropecuarios – que son “irregularidades” en el mundo de hoytambién “vamos a contribuir a que no podamos aprovechar elviento de cola”.

Grafica con que el Gobierno tuvo que reconocer un tipo de cambio “más realista, más cercano al verdadero valor de mercado”, para incentivar la venta y la exportación del complejo sojero, en un contexto de precios internacionales muy altos. “Bajo otro escenario, las ventas hubieran sido fluidas aceleradamente, no hubieran quedado un grano sin vender”, sintetiza.

Félix Peña especialista en Comercio Internacional de la Fundación ICBC y de la Universidad Tres de Febrero, coincide en que Argentina ha demostrado ser de los cambios en el mercado europeo, pero enfatiza que el problema está en lo que va a pasar en los próximos 12 años – por hacer un cálculo de tiempo-, por lo que hay que seguir “hacia dónde va la guerra y sus desdoblamientos” y las consecuencias económicas que pueden tener para el país.

“Estamos entrando en un proceso que no habíamos imaginado por los efectos derivados de la guerra que es un proceso político, económico, militar y complicado. Se abre un panorama que puede ser muy complejo sino lo prevemos. En este contexto es significativo buscar el cierre del acuerdo del Mercosur con la Unión Europea e incluso buscar uno con China. Como Mercosur, por la lejanía geográfica de la guerra, podemos sacar provecho en los escenarios que se abran”.

Candados de valor y fletes

Respecto a cómo seguirá la dinámica en el área de los fletes, Alejandro Arroyo Welbersdocente del ITBA y de la Universidad Austral planteó que para desacelerar la inflación en los Estados Unidos y Canadá luego del pico experimentado por el confinamiento en China, la demanda “comenzará a crecer en los próximos meses”.

Si ese factor suma la desintegración de importantes alianzas navieras y la construcción de nuevos barcos a ser botados en los próximos dos años, proyecta que ese crecimiento “sea sostenido aunque no desmesurado como sucediera hacia fines del 2021″.

Por otro lado, y a raíz de los precios de fletes “astronómicos” del tercer trimestre del 2021 y buena parte del 2022, los armadores se han integrado verticalmente comprando terminales portuarias, plataformas logísticas, centros de distribución, almacenes, y ferrocarriles, “todo lo cual no hace mas que acrecentar su poder de cartelización y estabilización de niveles de lenguado a la suba”. Arroyo Welbers pronostica si los armadores marítimos se preparan para el próximo Covid o comparable: “Es probable, toda vez que en China este tema está lejos de haber sido solucionado”.

Otro aspecto que abordó el informe de la Bolsa de Comercio de Rosario es el de las reconfiguración de candados valiosos globales (friendshoring y onshoring). Los economistas avizoran que ese esquema “puede abrir Oportunidades interesantes para el país en sectores como agro, minería y energía”.

Supuesto, observando que la mejora de sus posibilidades dependerá de “múltiples factores económicos e institucionales” tanto en Argentina como en el resto del mundo. “Independientemente de la duración de este conflicto, no caben dudas que más allá de sus impactos, siempre aparecen nuevas oportunidades para la economía argentina”, reflexionan.

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