La deuda de la selección argentina camino al Mundial de Qatar

Le sobran certezas a la Argentina, tantas que, como no se recuerda en decadas, la definición de la lista que irá al Mundial no despierta intrigas ni polémicas. Matices menores detrás de algún número que no alcanzan para encender una discusión. Campeón de América, afirmado en una serie invicta de 34 partidos y con una química grupal que presentó a los jugadores como una manada de lobos hambrientos, el equipo recupera la cuenta regresiva hacia Qatar sin caer en la relajación ni en las subestimaciones.
Pero conviene ser inconformista, apuntar a las debilidades para intentar someterse a la vara. Detrás de la catarata de victorias surge un dato preocupante: ¿Se trata apenas de una curiosa estadística o de un déficit de arrastre? Si Lionel Messi y Lautaro Martínez no están en la cancha, ¿quién puede convertir los goles? El repaso advierte que será mayor que ni se resfríen.
El rastrillaje por los datos acerca de una alarma, que el amistoso con Honduras certificó. La selección en la etapa de Scaloni suma 90 goles y entre Lautaro y el capitán suman 44, nada menos que el 49%. Martínez (21) y Messi (23) concentran el gol. Nunca es saludable porque evidencia una dependencia. Para ser más contundentes, ¿quiénes son los perseguidos? Ángel Di María, con 5, y más atrás todavía, Dybala, Nico González, Paredes y Agüero (sí, Agüero), contra tres. Luego, muchos con baja metralla, como Alario, Ángel y Joaquín Correa, ‘Papu’ Gómez, De Paul, Lo Celso y Ocampos, todos con dos. Un abismo entre aquellos y estos, una desproporción peligrosa. Diagnóstico obvio: volantes con recortada capacidad de gol y ningún inquilino del área con peso propio, más allá de Lautaro. En síntesis: el corazón del equipo, el medio, la sala de máquinas, no tiene gol: entre De Paul/ Paredes/ Lo Celso apenas sumas siete gritos; el juego aéreo no es una vía, los zagueros no predeterminados (Cuti Romero hizo uno y Otamendi ninguno); y no hay un goleador suplente en el plantel, nadie con olfato de área. ¿Lucas Alario o Gio Simeone? Salieron del radar de Scaloni.
Argentina retrocedió ante Messi y Lautaro. Se acostumbró supo presentismo rentable. Desde que a Scaloni lo confirmaron en el cargo, es decir, después de los encuentros como interino en el segundo semestre de 2018, siempre, pero siempre, al menos alguno de los dos fue titular. Hasta este amistoso del viernes por la noche en Miami han sido 42 consecutivos, desde aquel con Venezuela (derrota 3-1, pero con gol de Lautaro), en Madrid, en marzo de 2019. Uno u otro siempre están, y habitualmente, volver .
Los partidos pueden ser importantes o decorativo, oficiales o amistosos. Casi siempre se resuelven igual, y es a través de ellos. Ni contra adversarios a los que solo les interesa guardar para siempre el momento con una selfie con Messi, casi aficionados, se despejan otros caminos al gol. Aguante Ser Messi o Lautaro. No es saludable para el equipo. Las debilidades de Jamaica, el martes próximo, en Nueva Jersey, quizás puedan matizar esta costumbre. Porque ya no se trata de una tendencia, es una marca de estilo. Intimidante para los adversarios, sí. Pero un rasgo tan ‘totalitario’ también encierra una carencia. Un descubrimiento.
Ellos son la pólvora de la selección, cualquier ejemplo lo certifica. En las eliminatorias sudamericanas, Argentina sumó 27 goles, y 14 llevó su firma, siete y siete; Después de la Copa América, la Albiceleste anotó 41 veces, y 26 suyas de su autoría, con 16 de Messi y 10 de Martínez. La finalización de las maniobras las bajas. Other reference, al pasar, pero contundente: de los 20 encuentros más recientes en los que la selección anotó al menos un tanto, en apenas cinco ellos no marcaron. La influencia –y dependencia– es absoluta. Peligroso.