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La eterna odisea del Espanyol


Cuatro minutos y cinco segundos. ¿Es este el tiempo que tomó? español perdiendo. Mas que el céltico Hacer trampa. Dos minutos y 13 segundos de la primera mitad tardaron Santa mina para mostrar la vergüenza de los loros en casa, y un minuto y 52 segundos después de reiniciar fue suficiente para Iago Aspas hacer coincidir los rostros de los jugadores visitantes con sus camisetas. Rojo. Porque la derrota fue definitiva. El objetivo de Loren desde el centro del campo, ya en la adición, tan preciosa, brutal, tan inútil.

Escudo / Bandera Espanyol

Una racha aterradora. Incluso el peor lugar de La Liga, un Celta que desde 2016 no se ha impuesto a los loros, se pavoneó ante la inquietante y repetitiva versión del Espanyol en casa, peor aún. Siempre a contracorriente, con pérdidas no forzadas, sin salida ni presión constante, muy blanda, con un núcleo perdido, una sombra de sí mismo. Esta vez ni siquiera se usó la excusa de que, a pesar de todo, podía anotar si lograba participar en esta o aquella ocasión -en este caso, la de Puado a punto de romperse -que si reaccionaban- como ha ocurrido últimamente, con la entrada de Morlanes-. Derrotado, una vez más. Y ya ha sido nueve salidas en esta Liga, 18 desde la última victoria en Primero lejos de Etapa RCDE.

La odisea. por lo general discuten Vicente Moreno, cada vez que le recuerdan el pésimo equilibrio en casa -el del Espanyol esta temporada y el suyo en Primera División- que en realidad lo que importa es el equilibrio -gracias, sin duda, a la enorme actuación en El tiempo en Cornellà-, y sobre todo con unas buenas salidas, el Espanyol pasaría de ser uno de los peores a estar en el tren de la mayoría. Cierto. Pero es que estas victorias -o esta, en singular- nunca suceden, los periquitos solo tienen un juego de distancia para cerrar la primera ronda (en Mestalla) y el entrenador empieza a mirar Penélope, tejiendo y desenredando esperando incansablemente Ulises. Lejos Ítaca.

Avergonzado, entre los suplentes del Espanyol.

Embarba, comodín público. Casi por aclamación popular, 17 días después se fue Embarba desde el banco. Sus 1.367 minutos sin un solo gol – con dos asistencias, eso sí, por delante JockReal Madrid– instaron a dar la posibilidad Miguelón en el lateral -en su primer título liguero desde el 14 de febrero- para cambiar a otro que redujo el agua por detrás: Aleix Vidal. Pero tampoco funcionó. Ni el equipo aguantó mejor con la mano derecha ni fueron más afilados que con el primero de los Destello. Y Aleix se encontró en su demarcación anterior y finalmente fue reemplazado por el escuadrón Ruben Sánchez. Lo mismo de Embarba se puede aplicar, en este caso sin aclamación popular, con la sustitución de Keidi desnuda. No se utilizó para mimar más la pelota y, a cambio, se perdió el músculo.

Pesadilla antes de Navidad. Pasemos al tema porque el Espanyol, que pudo haber nacido en un lugar tan favorable como Vigo, sufrió uno de sus mayores apagones de la temporada. Y porque, incluso tropezando en casa, no nos callamos, ya que la comparación con el desempeño en casa agrava el dolor. El equipo blanquiazul ahora descansará unos días, tomarán el aire durante el Navidad, y volverá inmediatamente para preparar la estaca de Nochebuena contra Valence, en Mestalla, y los dieciseisavos de Copa del Rey Delante Ponferradina, dentro El Toralin. Dos salidas más. Respirar. Disfruta el Días festivos. Y mira la clasificación: 23 puntos. Incluso Ulises acaba regresando a Ítaca.

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