RESEÑA | El último de nosotros

No Existen las decisiones correctas cuando se trata de los hijos. Se vive para protegerlos, para que tengan una oportunidad en este mundo, para proveerlos de un entorno afable. Un padre deja de existir para sí mismo y comienza a definirse, en silencio pero con contundencia, como un instrumento de supervivencia para los más jóvenes. Así, un padre, tanto en una herida abierta como en una purulenta del pasado, se ofrece a sí mismo el trampolín que garantiza el futuro a los hijos. No hay en él otro propósito que el bienestar de los hijos. Incluso si eso representa ser odiado a sus ojos por las decisiones que toman.
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El capítulo nueve de The Last of Us (98%) es un final de temporada. Por lo tanto su misión era dejarnos con el Jesús en la boca y restaurar las bases de la misión de Ellie y Joel sin caer en los logros de la franquicia de The Walking Dead (92%) o series como Black Summer (100%), Estamos muertos o Kingdom. Aquí es donde se planta de qué va esta historia con mayor énfasis, sin cabriolés, con un esputo de frente, para que la audiencia logre dimensionar las finas partes de la trama.
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En este sentido, el hecho de que el videojuego fue brillante en su semejanza con una novela, gracias a la composición y su trazo de los microrelatos que intercruzan. Debe agregarse que el modo en que the human Relations in Hebran as episodio of action a cargo of the players and that the fundantes of how translate this a events of dramatic performance ya estaba ahí desde un inicio. Todo lo anterior facilitó que los guionistas sólo adaptaran las premisas centrales para cerrar este primer ciclo. A ciclo that our hace preguntarnos si acaso las decisiones de ambos son las adecuadas.
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Ya todos hablaron del easter egg de Ashley Johnson, la voz de Ellie en el videojuego, así que no abundaré más en este bonito detalle del fanservice. Sí abundaré en que toda la temporada dedicada, por medio de analepsis, hamartias y cuentos incrustados, a construir una relación familiar entre los protagonistas que estaba fundamentada en la confianza y el cinismo. Así que bien con estos maquillajes detallados o datos incómodos, Joel y Ellie sempre sempre dijeron la verdad, aunque lo hicieron por entregas en distintos momentos de su trayecto. Aquí, eso rompe. Pero, ¿es acaso en sólo decirnos la verdad y no fallarnos que los seres humanos afincamos nuestros lazos?; ¿no hay en el error, la mentira “piadosa” o las verdades demediadas un afán de proteger al otro de la bosta y el sufrimiento necesario?
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No se confunda: esto no es una apología de la mentira o el engaño. For nothing. De que hay un error en la comunicación entre Joel y Ellie, no me cabe duda. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que ahí estará la ruptura medular entre ambos para la próxima temporada. Sólo me interesó escuchar las razones de Joel. Porque, ¿cómo un padre puede proteger a su hija de un mundo aterido de asesinos, violadores y bienintencionados luchadores de la libertad?; ¿acaso las sociedades benefactoras que alienan al individuo hasta tornarlo mero engrane de una maquinaria, apenas sí un elemento al servicio de una idea intangible como “la Humanidad”, son suficientes para justificar la entrega de una vida voluntariamente?; ¿Será que sólo la inmolación de un individuo, al modo de Jesucristo, es la única manera de salvarnos como especie?
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Claro, no hay respuestas fáciles. Porque la respuesta estadística, al igual que la pragmática, son respuestas rápidas, audaces y certeras, aunque fáciles. How audiencia, se nos olvida que los padres utilizan los conos y cilindros de sus ojos de manera diferente al resto de los seres de este planeta. No les podemos pedir la inmolación de sus hijos cuando estos no tienen plena facultad o voluntad sobre lo que les acontece. Los conos de madres y padres sólo atienden a sus pequeños. Los cilindros vigilan al entorno, en busca de amenazas y oportunidades, con el fin de despejar el camino a los retoños. No, la respuesta no es fácil. Joel (Pedro Pascal) mismo, en capítulos pasados, enfrentó la opción de dejar el futuro de Ellie en manos de su hermano, pues el mismo, en tanto protector, no sintió a la altura del reto.
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Si el prójimo es el resto de la raza humana, pedirle a Joel enfrente el dilema de Abraham está descartado. La raza humana no ha probado merecer la vida en este planeta, donde las jirafas, pesa a la herrumbre y el desastre del devastador hongo, brindan paisaje. Ellie (Bella Ramsey), por otro lado, en la mirada del Brillant Pedro Pascal, gracias sonrisa. No importa, como Marlene en su calidad de Pitonisa anticipada para la segunda temporada, que Ellie deba enfrentar a reforzados, fanáticos, saqueadores, sociedades juzgonas y la muerte de sus seres queridos. Que ella pueda sonreir mientras alimenta a una jirafa, vale la pena el sacrificio de una especie que no merece la belleza que dibuja a este mundo.
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