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Saúl Craviotto: «No me considero una leyenda»


Jesús Mínguez

Para

Saúl Craviotto es, ni más ni menos, el deportista español con mejor palmarés olímpico. El 7 de agosto, en el Sea Forest Canal de Tokio, el plata en K4 500 con Carlos Arévalo, Marcus Cooper y Rodrigo Germade. Una recompensa tras un ciclo amargo, en el que en abril de 2020 volvió a patrulla por Gijón (Es la Policía Nacional) durante el encierro por el coronavirus.

Entonces, el catalán instalado en Asturias, ya contaba con cuatro medallas olímpicas. Il a été champion à Pékin 2008 en K2 500 (avec Carlos ‘Perucho’ Pérez Rial), argent à Londres 2012 en K1 200, or à Rio 2016 en K2 200 (avec Cristian Toro) et bronze en K1 200 dans le même rendez- vosotras. Un récord brutal que lo empató con su compañero piragüista David Cal en número de medallas (El gallego añadió uno de oro y tres de plata).

-Cuatro meses después, ¿el dinero sabe mejor que en Tokio? Debido a que eran solo 226 milésimas del oro de Alemania, lo tenían muy cerca.
-Sabe igual que yo. No tenía mal sabor de boca. Sí, es cierto que ser segundo por tan poco genera un poco de enfado en ese momento, pero no. Hicimos una carrera perfecta y terminé muy contento con lo que había logrado.

-Dijo allí que necesitaba desconectarse. ¿Hizo?
-¡Sí la verdad! Buscaba perderme la rutina de ejercicios y tuve éxito. He hecho bien mi tarea y soy impaciente y entusiasta. Ya he empezado a entrenar, aunque no me quedo quieto en cuanto a compromisos. En el caos, ya estoy intentando tener una rutina.

-El 3 de noviembre cumplió 37 años, pero no le costó mucho, entonces, recuperar la pala …
-¡Ciertamente no! No podía esperar a verme de nuevo con brillo y entusiasmo.

– ¿Qué piensas cuando te describimos como una «leyenda»?
– (Sort) Me lo tomo con naturalidad, no me considero una leyenda, sino un piragüista ordinario que ha tenido buenos resultados. Pero aprecio el amor, por supuesto.

«Intentaré estar en París, pero los jóvenes están presionando mucho»

-¿Qué deportistas tienes en esta categoría de «leyenda»?
-David Cal es una gran leyenda y un referente, alguien a quien he admirado a lo largo de mi carrera. Pau Gasol, por lo que es y transmite fuera del terreno de juego. Y Rafa Nadal, Fernando Alonso … A los que todos los españoles admiran.

-¿Y qué te dijo David Cal cuando se conocieron en España?
-Iba a ir a un evento en Granada y al pasar por Murcia, me tropecé un poco en el camino. Estaba trabajando y acordamos comer. Nos llevamos muy bien, somos muy buenos amigos y no hay ni un bocado saludable por los colores de las medallas. Es muy bueno tenerlo como referencia.

-Dice que Cal se quitó el miedo a ganar …

-Cuando empecé a ir al Campeonato del Mundo o de Europa a los 17 o 18 años, ser quinto o sexto era una barbaridad. Vimos a Merchán, Jovino, gente que terminó quintos en algunos Juegos y nos parecieron tontos. Llegó David y las medallas cayeron como pan caliente. Nos dimos cuenta de que había que quitar los complejos, que los alemanes o los húngaros podían ser derrotados. Desde que abrió el melón, no hemos parado.

-En Tokio, Teresa Portela finalmente ganó una medalla de plata. Con 39 años. Estaba muy feliz por ella. ¿Qué opinas de la trayectoria de tu pareja, del mensaje de compromiso que envía?
-Teresa no es consciente de lo que transmitió al resto de piragüistas ya la sociedad. Quien lo sigue, lo obtiene. En su caso, en sus sextos Juegos. Es el ejemplo de perseverancia, constancia, ilusión, buen hacer. Siempre con una sonrisa en su rostro, nunca tiró la toalla. Porque la amo tanto, me hizo muy feliz.

-¿Qué proyectos deportivos más inmediatos tienes?
-No sé qué competiciones están a la vista … siempre hay Mundiales y Europeos. Pero paso a paso. Empieza un nuevo ciclo y hay que reubicar todo. Ahora se abre el embudo. Hay jóvenes con potencial brutal y hay que poner toda la carne a la parrilla, remover el cóctel y ver qué sale. Si merezco estar en un bote, intentaré dejar el toldo grande. Es hora de luchar y luchar, porque esto es deporte.

«¿Ensayo de K4 en Tokio? No es una cuestión de gusto, sino de mérito»

-¿Se sentó gentilmente con su entrenador, Miguel García, para hablar sobre el acercamiento de París 2024? Solo habrá K1 1000, K2 500 y K4 500. Habrá golpes para estar allí.
-Cada edición quitan más plazas mientras aumenta el nivel en España. Mala mezcla. Todo el mundo quiere participar en los Juegos y se complica. No le hablé de cómo vamos a orientar todo.

-Pero ¿estarás seguro en París 2024?
-¡Voy a intentar! Haré lo que pueda, pero se están endureciendo.

-¿Qué significa Miguel García para ti? Han estado juntos desde su primera medalla en la Copa del Mundo Juvenil (Brasil 2001).
-No puedo imaginar mi carrera deportiva ni mi vida sin él. Es una persona muy especial. He estado con él desde los 16 años a diario. Salgo de casa a las ocho de la mañana y llego a las siete de la tarde y paso ese tiempo con él. Es como un hermano. Somos un. Mis medallas son tuyas.

– ¿Sería conveniente que la Federación aclarara los criterios de clasificación mucho antes y pudiera trabajar con más tranquilidad?
-Sí. Cuanto antes se establezcan las reglas, mejor. Para que no sucedan cosas extrañas. Si todo el mundo sabe cuáles son las cartas y cuándo va a tener lugar el juego, si te gusta el juego, lo aceptas y si no te levantas y te vas. Pero no puedes cambiar las reglas durante el juego.

-¿Quieres repetir el K4 500 en Tokio?
-No va a agradar. Este no es un club de amigos. Me llevo muy bien con Arévalo, Cooper y Germade. Pero también con Juan Oriyés, el Rey Rodríguez o Albert Martí. Pero es una cuestión de meritocracia. Los que harán que el K4 sea más rápido serán los de París. Y si no voy, me lo llevo.

-Cada vez hay más atletas que salen a hablar sobre los problemas de salud mental que vienen con los deportes de alta competencia. ¿No aprecia lo suficiente lo difícil que es? Ha estado fuera de casa desde los 15 años.
-No hemos hablado desde el asunto Simone Biles. Esto es algo de lo que hay que ocuparse. Lo primero es la salud. No tiene por qué avergonzarse de abrirse o trabajar con psicólogos. Todos hemos pasado por momentos difíciles.

«Hay que saber retirarse, y después de París no voy a tener viaje. Quiero seguir en el deporte».

-¿Qué aprendiste de tu aventura en MasterChef? ¿Lo veremos en algo similar?
-¡Para freír un huevo! En resumen, cocinar. También conocía un mundo diferente al mío y fue muy bueno para mí cambiar de escenario. He remado en grandes competiciones desde los 15 años y el paro de un año, que también fue post-olímpico (2017) fue positivo. Además, gané y me abrió un amplio abanico de posibilidades y me dio a conocer el piragüismo. Una cosa me ayudó a otra. Fue una experiencia única.

-Publicar en breve un libro de gastronomía. Y creo que le interesa un restaurante en Londres. ¿Te han marcado las estufas?
-Si si. Me despertó la pasión por este mundo. Es un libro de recetas tradicionales, platos de cuchara, fabadas, contundentes … ¡Cómo me gusta eso!

-¿Cómo te ves dentro de unos años? ¿Volver a la policía cuando me detenga?
-No sé. Ahora estoy pensando en el corto y mediano plazo. Sé que después de París no tendré una gira, así que por el rabillo del ojo tengo que mirar hacia el futuro. Hay que saber retraerse, saber que todo tiene un principio y un final. Veremos. Mi pasión es el deporte y me gustaría seguir vinculado.

-Italia, donde muchos atletas pertenecen al ejército o la policía, fue uno de los países ganadores en Tokio. ¿Debería explotarse más esta línea aquí?
-Esa es la línea. El ideal. La mayor preocupación del deportista es el precipicio de la jubilación, cuando has representado a tu país toda la vida y ya no mereces la pena, te lesionas o eres viejo. Ésta es la cruda realidad. Los cuatro alemanes que nos golpearon en Tokio son soldados. Tienen lugares para representar al país, como en Italia o Francia. En Eslovaquia todos son policías, en Rusia soldados … Sería maravilloso que se diera este paso en España, para ofrecer este trabajo y esta oportunidad económica.

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