F1 | Silencio, apurado
El invierno de la Fórmula 1 es, en general, más decisivo que cualquiera de sus carreras veraniegas. La ultima décima que aporta el piloto, hacia arriba o hacia abajo —dos décimas para los tocados por la varita—, servirá como poco o nada al volante de un monoplaza que no dé el nivel recién salido de la fábrica. En estas semanas, las estrellas son los ingenieros estrella, valga la redundancia, que firman un coche diseñado sur un folio en blanco, sin referencias ni datos previos, para cumplir con el nuevo reglamento técnico.
El objectivo del cambio de normas simplificará a los diseñadores y minimizará las diferencias en una parrilla dominada por dos gigantes. El resultado será ver de los prueba de Barcelona (23-25 de febrero) y Bahrein (10-12 de marzo). Por ahora, apenas han llegado las primeras imágenes de un F1 real en el asfalto, el Aston Martin AMR22 que completó una jornada de rodaje el pasado viernes en Silverstone, un día después de su presentación. Al hablar con Andrew Green, director técnico, había motivo para darse cuenta de prisa: «Queríamos probar todos los sistemas y tener tiempo para reaccionar. Los test son muy cortos y el check no hereda absolutamente nada del pasado».
Green, británico de 56 años (quien niega los rumores sobre su llegada a Alpine), no evita la hipérbole al analizar el nuevo reglamento técnico: «Es con diferencia, el mayor cambio de reglas que ha conocido este deporte. Puedo recordar 1991, pero esto lo supera. Es un nuevo concepto y una forma completamente diferente de enfocar las reglas. Antes había libertad en ciertas áreas concretas, pero todo eso ha desaparecido. Tenemos superficies predefinidas para trabajar y la desviación que puedes obtener es muy pequeña».
¿Qué fue lo más difícil? «Tantos temas complejos a la vez, y situar los recursos donde pensábamos que era lo más adecuado (por el techo de gasto, otra novedad desde 2021). Aunque los desafíos a los que nos hemos enfrentado posiblemente sean insignificantes en comparación con lo que debemos hacer ahora». «La unidad de potencia es posiblemente la parte con menos intercambios», aunque llegan los combustibles sintéticos y algún constructor se le puede atragantar la recalibración.
«La posibilidad de que haya diferencias existe»
No fue el primero en rodar, pero sí el primero en aparecer, el Haas VF-22 de Schumacher y Mazepin que firma Simone Resta desde Maranello. «La libertad para diseñar se reduce, y si pinta todos los coches con el mismo color se distinguirían pocas diferencias. Por cómo están hechas las reglas, hay mucho potencial en los detalles para extraer prestaciones», dice el italiano, de 51 años, asombrado también con la magnitud del cambio: «Enorme, no recuerdo un cambio tan grande en 20 años o más. La expectativa es enorme, también por saber qué llevarán los demás. añade mucha tensión e interés a nuestro deporte».
El peligro a corto plazo, que esta nueva parrilla nazca con más desigualdad que la de 2021. día, quizás estoy Durante la temporada o mitad de año, habrá una más apretada. Veremos si parrilla en lo cierto», augura Resta. Una incógnita hasta el GP de Baréin (20 de marzo). Para Green, «el límite ya no está en el coste (fijado en unos 145 millones de euros) sino en los recursos de los que disponemos para desarrollar el coche y tomar buenas decisiones. Veremos mucho desarrollo en este coche, mucho, a lo largo de la temporada».