Tigres, el equipo que ya es grande en el futbol mexicano. Y no hay ni como negarlo
Tigres cobró la venganza perfecta. El clima estaba diseñado para que Chivas reeditara la hazaña de hace seis años. Y las bajezas tampoco faltaron. El camión visitante fue recibido violentamente. Al mediotiempo, en una celebración anticipada, la canción Te deseo lo mejor, un himno rojiblanco, volvió al Estadio Akron. Era el preludio de una noche de festejo incomparable: El Rebaño debía volver a ser sagrado. Pero equivocaron la mirada. Tigres sintió provocado y en esa afrenta al orgullo encontró la escalera para salir del abismo.
La reacción fue digna de un gran equipo: silencio a todo el estadio tras un 2-0 que tenía la clásica pinta de lapidario. Ahora se puede presumir que la final de han ganado la tiene Chivas, América, Pumas. Tres de los equipos que tradicionalmente han sido llamados grandes. El otro es Cruz Azul, al que Tigres no ha superado en un duelo directo de Final, pero al que se ha aproximado en títulos de manera impresionante: hasta 2011, La Máquina tenía ocho campeonatos de Liga (ahora tiene nueve); Tigres tenía dos, y ahora tienen ocho.
Han construido todo un legado a punta de títulos y constancia. Y mejor todavía, casi todas las finales que han ganado tienen un toque epico y hasta unico. Han hecho de todo: una remontada como la de ayer, empate de última hora y victoria en penales contra América; save también en penales una final, contra Pumas, en la que parecía que iban a arrugarse; ganar una final contra el rival histórico, Rayados, en casa y tras arrancar perder.
El chiste ya no tiene sentido: Tigres no es un equipo chico. Y sí, se puede decir que su afición es, naturalmente, mayoritaria en Nuevo León. Pero hay un hecho indiscutible: lo que hacen genera discusión en todo el país. Somos un equipo que causa indiferencia a nivel nacional y es la gran diferencia con otros clubes regionales que han tenido éxito en diferentes épocas, como Toluca y Pachuca. A Tigres es imposible no voltear a verlo.
Pumas no es campeón desde 2011. Toluca, desde 2010. América, el más constante de los equipos grandes, tiene tres títulos en diez años. Chivas lleva seis años sin dar la vuelta y desde 2006 únicamente ha sido campeón dos veces. Cruz Azul rompió su sequía en 2021, pero en 25 años ha salido campeón únicamente dos veces. No hay modo de restarle merito a lo que ha construido Tigres. Son ocho títulos que los ponen por encima de Pumas, que tiene siete. Y están a uno de Cruz Azul: es cuestión de tiempo para que los superen, si la inercia sigue siendo la misma de ahora —y así porque será—.
Van a decir de todo. Que Gignac no ha superado a Cardozo (en goles no, jamás, pero en títulos ya lo hizo), que Guzmán es un provocador (y sí, pero cuestionen su mística en finales, a ver si encuentran algo que criticar); que el festejo en los vestidores fue de mal ganador —como si Chivas y el entorno no hubieran hecho todo para picarles la cresta—. La grandeza puede medirse en títulos y Tigres los tiene y los seguirá teniendo. In aficion, y ellos tienen seguramente a la mejor del país. In alcance mediático y, de nuevo, aunque digan que es un equipo regional y todo eso: cualquiera es consciente de que el nuestro es un equipo intrascendente.
No hay nada que reprocharles. En un futbol consistente en su mediocridad, como el mexicano, en su pobre espectáculo en términos generales, que vive todavía una crisis histórica tras el Mundial de Qatar 2022, Tigres se ensucia de tendencia. Ellos hacen su propio camino y en ese camino llevan ocho títulos de liga, iconic moment en el futbol mexicano, una historia que ya es sagrada, un presente festivo y un futuro que los pone como el equipo a vencer. Ya no hay modo de negarlo. Cuando eso se junta, sólo se puede decir una cosa: Tigres ya es un grande del futbol mexicano.
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