Wak’añ Wak’a, la reflexión boliviana sobre el nexo entre la faja indígena y el ciclo vital
La Paz, 5 jul (EFE).- Las tejidas por manos indígenas y sus conexiones con el ciclo vital desde la gestación hasta la muerte, además de sus usos cotidianos y significados a lo largo de la vida de las personas, se refleja en la exposición «Wak’añ Wak’a» inaugurada en el Museo de Etnografía y Folclore (Musef) de Bolivia.
El número completo del museo es «Wak’añ Waka. Fajas protectoras y formadoras de la vida», porque busca reflexionar sobre la conectividad entre estos textiles y la crianza dentro de las cosmovisiones indígenas, comentó a EFE la directora del Musef, Elvira Espejo .
En aimara existe el término «wak’a» que quiere decir «un lugar sagrado, lleno de energías, que protege la vida», explicó Espejo, que es una destacada indígena tejedora, artista plástica, documentalista y gestora cultural.
Pero «wak’a» también se emplea para referir a la faja, es decir que «también es parte de esa dinámica de la crianza de la vida, como por ejemplo gestar en este caso el feto en elviens (y) proteger con la faja «, dijo.
Así, las mujeres gestantes protegen sus venus con fajas, como ocurre en las zonas cercanas al lago Titicaca, compartido entre Bolivia y Perú, donde usan los llamados «puyu wak’as» que llevan diseños similares a une specie de ojos, comentó.
Cuando las «wawas» o baby nacen, se les envuelve con fajas y cuando los niños ya pueden gatear, nuevamente se les coloca este textile alrededor de la cintura para protegerlos.
Estas piezas textiles se presentan durante el crecimiento de la persona y en algunas circunstancias especiales, como cuando toca conformar una familia, y las hay «de muchos colores, en una gran variedad de tamaño y formatos», concluyó Espejo.
El ciclo continuó durante la tercera edad, donde se usan otros tipos de fajas, y «finalmente en el fardo funerario» se emplea una de más de 10 metros de largo para envolver el cuerpo del difunto «para desearle la larga vida» en el más alla, agrego.
La exposición reflexiona sobre uno de los gigantescos paneles instalados en una parte de la sala con ilustraciones del cronista Felipe Guamán Poma de Ayala que muestran cinco etapas del ciclo de la vida: un niño gateando, otro un poco más grande en el campo, una joven, un padre y su hijo y finalmente un anciano, todas con fajas.
En un costado se expone una momia envuelta en una colorida faja, con una sobria explicación del ritual funerario andino.
La parte central muestra algunas simbologías relacionadas con el concepto de la crianza con la faja y el respeto por la Madre Tierra, los animales y las plantas, mientras que alrededor de la sala se muestran algunas otras piezas textiles y conocimientos sobre sus usos rituales según la edad de la persona.
Las fajas no son exclusivas de los aimaras, pues son parte de la vestimenta de otros pueblos indigenas como los quechuas, que las llaman «chumpi» o «chumpikuna», los urus o los guaraníes, entre otros.
INVESTIGACIÓN AMPLIA
La exposición es un resumen de una investigación previa realizada por Espejo junto a Edwin Uzquiano, el co-curador de la muestra, de la colección de fajas que resguarda el museo, organizadas de acuerdo a su época, función y características individuales.
Según Espejo, la investigación permitió reflejar por un lado la diversidad del territorio boliviano a partir del material que se emplea para tejerlas en las distintas zonas.
Por ejemplo, conoce una de las fajas del Chaco con fibra de algodón con nuestros cafés tintos, ligeros y medianos.
Hay otras hacen con la hilo de garabatá, que es una fibra vegetal, y también están las del Altiplano, que hacen con las fibras animales como llamas, alpacas y vicuñas.
Los abordajes fueron igualmente diversos, pues se vieron aspectos arqueológicos, históricos, etnográficos y lingüísticos, todo lo cual se plasma en un catálogo de 400 páginas que se publicará aproximadamente como complemento de la exposición.
Además podrá hacia la fusión de formatos e iconografías de la época prehispánica en la colonia, o la reciente adquisición de materiales artificiales como el hilo acrílico, entre otros.
La muestra estará abierta por un año en el Patio Siglo XX del Musef.
Gina Baldivieso
c) Agencia EFE